Según la última Encuesta Nacional Agropecuaria, en México existen poco más de 17 mil unidades de producción de agricultura protegida, es decir que emplean mallas, marcos y microtúneles o invernaderos. Estos últimos representan más de la mitad de este tipo de producción agrícola y cubren más de 25 mil hectáreas por todo el territorio mexicano para el cultivo de vegetales, hortalizas y flores.
De hecho, se estima que 60% de la producción de tomate en dicho país se obtiene a partir de agricultura protegida, lo que denota la importancia que tiene este tipo de producción a nivel nacional, por lo que científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) de Querétaro desarrollan una nueva película que puede ser empleada en invernaderos, pero con la ventaja de ser biodegradable.
Por lo general, estas estructuras agrícolas usan películas de poliuretano tanto para la cama (tierra donde se siembra) como en la cubierta de la estructura. Sin embargo, cuando se termina la vida útil de estas películas se convierten en un problema de basura para los productores, quienes en su mayoría deciden incinerar los desechos, generando contaminación ambiental. Por ello, la propuesta del Cinvestav es obtener películas a partir de almidón de maíz y sílice que al terminar su vida útil puedan enterrarse y degradarse de forma rápida.
De acuerdo con el investigador, el costo del proceso es competitivo debido a que la materia prima es abundante y adicionalmente realizan experimentación adicional para emplear mucílago de nopal como reemplazo del almidón de maíz, por lo que la producción de estas biopelículas puede diversificarse.
“En estos momentos, nuestro material sirve perfectamente para acolchado de invernaderos, ya que de acuerdo con las pruebas que hemos realizado, las películas permiten entre 84% y 85%ndel paso de la luz, que es similar al del polietileno comúnmente aplicado por los productores agrícolas que deja pasar en promedio 89% de la luz”, explicó Pérez Robles.
En cuanto al uso de la biopelícula como recubrimiento de la estructura del invernadero, el personal del Cinvestav Unidad Querétaro trabaja para mejorar las propiedades mecánicas a partir de la inclusión de nanoperlas y nanotubos de carbono, que previamente han desarrollado y patentado.
Fuente: PortalFrutícola Fecha: 12-Marzo-2019
Implicaciones para Costa Rica
A nivel internacional la agricultura, así como otros sectores productivos, están evolucionando hacia versiones más sofisticadas con el propósito de ser no solo más eficientes, sino además que contemplen factores como un mejor empleo de energía, de los desechos producidos y en general todos aquellos insumos necesarios con el fin de tener una producción más sostenible.
Técnicas como las mencionadas en la nota, ejemplifican como una relación estrecha y bien coordinada entre los sectores productivos y los centros de investigación y académicos pueden dar réditos para todos los participantes, en este caso un nuevo material para el desarrollo de invernaderos sostenibles que no solo sea eficiente en cuanto a la regulación de luz y temperatura, sino que además no cree residuos dañinos para el medio una vez que agote su vida útil, puede llegar a ser un factor diferenciador para las empresas que lo empleen.
Por ello, para el sector agropecuario es importante el buscar este tipo de sinergias con la academia para en conjunto poder desarrollar soluciones innovadoras para problemas o bien para la mejora de procesos productivos o insumos que los hagan más competitivos, así como lograr una disminución de su impacto en el medio.
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