La Unión Europea contará con un nuevo reglamento que reordena y regula la comercialización de abonos en todo su territorio a partir de 2020, en el cual se incluyen los productos elaborados a partir de materiales orgánicos o reciclados, lo cual corresponde a una novedad respecto de la normativa en vigor, que solo abarca a los abonos convencionales procedentes de extracciones mineral o producidos químicamente. El nuevo ordenamiento reglamentario entra en la filosofía de la economía circular (es decir, el aprovechamiento de residuos) para regular un mercado que mueve cada año 30 millones de toneladas en el marco comunitario (casi 200 en todo el mundo) si se atiende solo a los fertilizantes inorgánicos (potásicos, nitrogenados y fosfatados).
Además de impulsar el reciclado para la producción de abonos, la nueva normativa busca reducir la dependencia de terceros países en la importación de materia prima para la fabricación de los abonos (roca fosfórica), así como facilitar el acceso al mercado de abonos orgánicos e innovadores, al ampliar la oferta para agricultores. Asimismo, establece criterios comunes de calidad, seguridad y ambientales para los abonos con la etiqueta CE, susceptibles de ser comercializados en el mercado único europeo; fija requisitos más claros sobre etiquetado para ofrecer información más completa a los agricultores, por ejemplo sobre el contenido en nutrientes, y permite a los productores que no deseen vender sus productos en toda la Unión Europea ajustarse a las leyes nacionales (los países podrán seguir autorizando la comercialización en sus mercados de abonos que no cumplan con la nueva normativa europea).
También, ha tenido protagonismo la inclusión de regulaciones para el cadmio, el cual se trata de un metal pesado que se encuentra en los abonos fosfatados y que puede suponer una amenaza para la salud humana y animal y para el ambiente, ya que se acumula y penetra la cadena alimenticia. El contenido máximo de cadmio que se admitirá tras la entrada en vigor del reglamento quedará reducido de 60 partes por millón (60mg/kg) a 40 en los primeros seis años y a 20 mg/kg después de dieciséis años para facilitar la adaptación tecnológica a los productores.
No obstante, una cláusula de revisión a la propuesta de la Eurocámara requiere que la Comisión evalúe el funcionamiento de las restricciones en contaminantes, así como el desarrollo tecnológico para reducir la presencia de cadmio, 42 meses después de la fecha de aplicación de esta normativa.
La Comunidad Europea también queda comisionada para examinar, en el mismo plazo, el impacto del reglamento sobre el comercio de materias primas, incluyendo la disponibilidad de roca de fosfato, otro de los asuntos que más debate ha suscitado durante la tramitación legislativa. No en vano, con la tecnología de que se dispone hoy, los productores de abonos fosfatados quedarían casi obligados a abastecerse de países como Rusia, en detrimento de otros, especialmente Marruecos, que por cuestiones de estrategia política tienen mayor interés para la Unión Europea (y singularmente de España). La roca fosfórica marroquí, que nutre ahora a los productores españoles y continentales, tienen una mayor presencia de cadmio y su uso complicaría, o incluso imposibilitaría, el cumplimiento de las restricciones que le impone el nuevo reglamento.
Fuente: La Rioja Fecha: 13-noviembre-2017.
Implicaciones para Costa Rica
La normativa europea que entrará en vigor en 2020, ampara por primera vez los abonos elaborados a partir de residuos orgánicos, lo cual deberá ser tomado en consideración por parte de los exportadores costarricenses como una potencial oportunidad para diversificar mercados, enfocándose en la innovación y la búsqueda de alternativas a la utilización de agroinsumos de síntesis química. Esto principalmente, porque cada vez más las regulaciones del mercado europeo buscan reducir los efectos de estos productos en el ambiente y las personas. Será muy importante que las empresas verifiquen el cumplimiento de las regulaciones y adecuen sus composiciones de acuerdo con esta legislación.
PROCOMER elaboró el estudio “Oferta de biocontroladores de origen costarricense como insumo para la producción agrícola”, en donde se identificaron barreras, dinamizadores y potencial actual para la internacionalización de productos de control biológico, los cuales constituyen una alternativa al uso de productos plaguicidas sintéticos en la agricultura.
Acumulado a setiembre de 2017, Costa Rica exportó 28,1 millones de USD en abonos de los cuales los que tuvieron mayor participación fueron: los minerales o químicos que contienen nitratos y fosfatos (65%), los minerales o químicos nitrogenados (14%) y los minerales o químicos con los tres elementos fertilizantes nitrógeno, fósforo y potasio (13%), destinados principalmente a: Panamá (71%) y Nicaragua (16%).
Basándose en esta Noticia, ¿en que nivel recomendaría este servicio a otros exportadores
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