Las empresas de alimentos necesitan innovar para aumentar su competitividad en un mercado en el que los consumidores reclaman frecuentemente por novedades. Estas innovaciones deben responder a sus necesidades, preferencias y expectativas para lograr posicionar sus productos con éxito frente a los competidores.
Solamente el 29% de las innovaciones lanzadas al mercado en 2015 tuvieron éxito, y en concreto, la industria alimentaria se enfrenta a un altísimo porcentaje de fracaso, (entre el 80% y el 90% en los lanzamientos de nuevos productos). En este sentido, para lograr conocer con anterioridad cuál va a ser el grado de aceptación del consumidor y minimizar los potenciales riesgos de rechazo, las empresas de alimentación cada vez más están utilizando técnicas sensoriales y de investigación, las cuales resultan de gran interés para mejorar la formulación de productos o diseñar otros nuevos.
La aplicación del análisis sensorial de las propiedades organolépticas (apariencia, olor, aroma, textura y sabor) de un alimento es uno de los métodos más eficaces para asegurar la aceptación de un producto en el mercado. Gracias a estas pruebas, se puede conocer las percepciones del consumidor sobre un producto y el grado en el que éstas influyen en sus decisiones de compra.
De este modo, como explica María Mar Lorente, técnico de proyectos de análisis sensorial en Consumolab, “la empresa alimentaria puede conocer también la posición que su producto ocupa respecto a la competencia y descubrir cómo despertar el interés de los consumidores, adaptando el producto a la realidad del mercado; no sólo durante el lanzamiento, sino también a lo largo de toda su vida comercial”.
Es por ello que la investigación sensorial y del consumidor es reconocida como una disciplina clave que abarca diferentes metodologías para guiar el proceso de innovación y hacer más fácil la comunicación y la interacción entre las diferentes áreas de la empresa (calidad, marketing, I + D).
Fuente: Énfasis Alimentación Fecha: 8-agosto-2017.
Implicaciones para Costa Rica
La industria alimentaria es el tercer sector en importancia para las exportaciones costarricenses, y uno de los más concentrados y competitivos a nivel mundial. Estas características exigen que las empresas que participan en el sector, incorporen un alto nivel de innovación y valor agregado a su oferta.
Es así como, en un mundo globalizado, la información es una herramienta clave, y por ende la investigación puede ser fundamental en el éxito o fracaso de una empresa. Es por esto, que en los últimos años se han desarrollado múltiples técnicas que permiten minimizar el riesgo a la hora de poner un nuevo desarrollo o producto en el mercado. Estas herramientas al igual que la investigación de mercados, les permite a las empresas comprender mejor a sus clientes y prever cambios en el mercado, así como, detectar oportunidades, identificar las tendencias del consumidor, entre otros aspectos.
Las exportaciones costarricenses del sector alimentario superaron en 2016 los $1.554 millones, y se dirigieron en su mayoría a EE.UU. con $210 millones (13%), Guatemala con $170 millones (11%), Nicaragua con $170 millones (11%), y Panamá, país al cual los envíos ascendieron a los $169 millones (11%). Entre los principales productos enviados a EEUU destacan jugos y concentrados de frutas, frutas tropicales en conserva, azúcar, preparaciones alimenticias, palmito y preparaciones y conservas de pescado.
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