
El sector audiovisual de nuestro país, hoy en día claramente diversificado en la oferta de servicios de producción y en la comercialización de contenidos terminados, ha tomado en los últimos años un rumbo más claro dentro de los componentes de la importante llamada economía cultural y creativa, sin dejar de lado su búsqueda del profesionalismo gerencial y financiero con la que se debe presentar una oferta de servicios o un proyecto de producción de contenido. Este es sin duda uno de los retos continuos para poder llamarnos acertadamente industria.
Tenemos un mercado cada vez más especializado, con una oferta de servicios capaz de atender a producciones como: anuncios comerciales, videos corporativos, capítulos de series de televisión para cable y streaming, documentales, videos educativos y escenas de películas internacionales. Entre los servicios involucrados se contemplan alquileres de equipos, diseños de producción de arte, servicios de audición y otros. Por supuesto, el componente integrador más importante de esta oferta de servicios es la gestión logística de producción de campo, habilidad que gracias a la experiencia país se va volviendo más precisa y acuciosa.