Para 2016 un estudio de Inssa, una de las compañías que importa este tipo de equipos, mostró que el mercado sumaba 70.000 millones de pesos colombianos (23,7 millones de USD) y que había por lo menos 12.000 de estos equipos instalados en colegios, universidades, hospitales y terminales de transporte en todo el país. Con esas cifras, la industria crecía a un ritmo de 30% al año, porcentaje que a la fecha no es inferior. Javier Ossa, gerente de Inssa, estima que este año el sector se ubicará sobre la barrera de los 80.000 millones de pesos colombianos (27,1 millones de USD) y que al cierre de diciembre habrá entre 13.800 y 14.000 de estas máquinas instaladas en el país.

“El mercado cuenta con dos tipos de jugadores: las compañías encargadas de importar las máquinas y los operadores que se encargan de comprar las dispensadoras, ubicarlas, suministrar los productos para la venta y recolectar el dinero”, explicó Ossa. En el primer grupo, además de Inssa participan otras compañías como Diveco, tiene cerca de 36% del mercado sobre un cálculo de entre 17.000 y 18.000 máquinas. “La industria ha crecido bastante en los últimos años por cuenta de jugadores importantes como Novaventa, quienes pusieron unas 7.000 máquinas en el mercado y esperan crecer casi 100% con la implementación de 5.000 equipos más”, explicó la gerente de Diveco, Elena Ariz.