
Desde el pasado 14 de marzo, España se encuentra en estado de alarma por la pandemia de COVID-19 y por lo tanto la población se ha mantenido en confinamiento. Lo mismo ocurrió en Francia a partir del 17 de marzo. Se prevé que esta medida tenga numerosas consecuencias en el bienestar psicológico y el estado metabólico debido a la ingesta de alimentos poco adecuados, el picoteo entre horas y la falta de actividad física.
Por un lado, la población española tiene una tasa de más del 60% de sobrepeso y obesidad. Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española indica que “casi uno de cada cuatro españoles es obeso, y si a esto le añadimos el confinamiento durante más de dos meses, el problema habrá ido a más”. El confinamiento ha llevado al consumo de alimentos más energéticos, que fueron los productos más vendidos como snacks o bebidas alcohólicas. “Muchas veces la comida poco saludable es más barata, y muchas familias están abocadas a este tipo de productos si no tienen recursos económicos. Durante el confinamiento han subido muchísimo los precios de los alimentos saludables, como fruta y algún tipo de verdura” acotó Tinahones.