El packaging es el primer punto de contacto del consumidor con la marca, influyendo de forma clara en su decisión de compra. La idea de que el packaging es tan solo el contenedor de un producto con un diseño atractivo que busca la diferenciación en el punto de venta hace tiempo que ya está superada. Y es que el empaque va más allá de contener, proteger, transportar y conservar. El packaging comunica y está vinculado a la estrategia de branding, ya sea para la marca corporativa o para la de un producto o servicio en concreto. Para que este contribuya con el desarrollo de su marca debe de tomar en cuenta:

  • Alineamiento entre la marca corporativa y las submarcas de los productos: de manera que todas ellas aporten, pero también mantengan su propia individualidad e identidad propia.
  • Diferenciación de la competencia en términos de códigos visuales y de diseño.
  • Conocer a fondo el público objetivo al que nos dirigimos para crear un packaging.
  • Establecer una jerarquía clara de los elementos del packaging.
  • Transmitir mensajes claros y simples; la decisión de compra de un producto se lleva a cabo en menos de 7 segundos.
  • Emplear materiales respetuosos con el ambiente para que el proceso de diseño, producción y reciclaje sigan criterios de sostenibilidad.
  • Originalidad y creatividad para sorprender al consumidor.

Para definir una marca se necesita de: