Modos de vida más sanos y exigencias del mercado han logrado inspirar a la industria de alimentos hacía una mayor innovación de productos formulados con ingredientes y aditivos más naturales así como reducir su utilización. Esta afición se ha promovido en diferentes países mediante la creación de normativas de salud pública en sus entes. Ambas medidas han sido adoptadas por la industria de alimentos, enfrentando el desafío de transformarse en respuesta a las necesidades de nutrición, salud y bienestar de los consumidores. Esta preferencia hacia lo simple, sano y natural está experimentando un crecimiento acelerado a escala mundial, predilección que ha llevado a valorizar las llamadas “etiquetas limpias”.

La etiqueta limpia se refiere a aquellos alimentos que no contienen en su formulación saborizantes, conservadores, edulcorantes u otros ingredientes artificiales. Estos también son asociados con elementos no modificados genéticamente, libres de alérgenos, sin hormonas de crecimiento, sin grasas trans ni saturadas, ni productos transgénicos. Este nuevo concepto de etiqueta limpia hace referencia a la naturaleza, la transparencia y simplicidad en la elaboración de productos. Esta preferencia ha cobrado auge, generando consumidores que buscan productos más naturales, simples y de menor procesamiento industrial o tecnológico.