La demanda mundial de energía disminuyó un 3,8% en el primer trimestre de 2020 como resultado de una reducción significativa del transporte, la aviación y la actividad económica general. Las emisiones cayeron un 5%. Para el sector de la energía, esto significará acelerar una serie de tendencias que ya están en marcha: la descarbonización, la descentralización y la digitalización.

1. Un impulso a la descarbonización: cabe esperar que el consumo de energía disminuya, apoyado por medidas sostenidas de ahorro. Junto a esto, la electrificación y las energías renovables seguirán expandiéndose. Las inversiones en combustibles fósiles ya están disminuyendo. Esto es en parte en respuesta al cambio climático, pero también una reacción a rendimientos cada vez más pequeños, como lo demuestra la continua caída del precio del petróleo.