
El Ministerio de Agricultura de la Unión Europea (UE) busca, en el contexto del comercio internacional agroalimentario, crear cláusulas o normativas para que agricultores y ganaderos tengan unas condiciones competitivas semejantes en cuanto a la importación de productos agrícolas y que los efectos ambientales sean positivos. De acuerdo con José María Ferrer, especialista en derecho alimentario del Centro Tecnológico Industria Alimentaria (AINIA), es importante que los proyectos como “De la granja a la mesa” estén alineados según lo dicta la UE y no sean sustituidos por emisiones más elevadas. Es por ello, por lo que no solo se debe considerar a las cláusulas espejo, también es necesario poner sobre la mesa la importancia de las normas en materia de salud y ambiente en los productos agroalimentarios importados.
Para Ferrer, la preocupación de la UE no solo está enfocada en que los productos agroalimentarios que se importan cumplan con los requisitos de su sistema sanitario y fitosanitario, también quiere abordar otros aspectos en los alimentos como la resistencia a los antimicrobianos, donde se prevé la fijación de nuevos requisitos a partir de la legislación sobre medicamentos veterinarios en relación con el uso de antimicrobianos en animales y productos de origen animal. En cuanto a los temas ambientales y de bienestar animal, la UE quiere desarrollar más los aspectos sobre el modo de producción de los alimentos para cubrir el vacío existente en cuanto a legislación general, que establezca requisitos en estos temas para aplicar en el caso de los alimentos importados. De tal forma, la UE podría alcanzar su objetivo a través de tres vías principales: