El 24 de abril de 2019 la Comisión Europea adoptó un reglamento que establece un límite del 2% a la cantidad de grasas trans en los alimentos procesados. Según la legislación, los productos alimenticios tendrán un límite máximo de 2g por cada 100g de grasas trans, a partir del 1 de abril de 2021.

Los ácidos grasos trans (AGT) se producen naturalmente en pequeñas cantidades en ciertos alimentos como la carne y el queso. El riesgo para la salud pública, sin embargo, se relaciona con las grasas trans industriales o artificiales. Estos son producidos por hidrogenación de aceites vegetales, que se pueden encontrar en la margarina y en algunas grasas vegetales endurecidas.